Ante la vida no podemos hacer mucho, tan solo ser flexibles ante lo que nos ofrece, adaptarnos a los cambios incesantes e inesperados que la vida nos regala y volvernos como los brotes de hierba que se inclinan ante la brisa vespertina. 

Más allá de la filosofía poética existencialista, la vida, nos vive, no la vivimos.

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