Continuamos teniendo muchas controversias respecto de cómo son las cosas. Somos así, nos falta tanto por aprender.
A lo largo de nuestra educación vamos estructurando nuestros valores, nuestras creencias y conforme pasamos de los treinta años ese enfoque es difícil de cambiar.
Para algunos la plasticidad del cerebro les reporta poder ser más flexibles mentalmente y por ello son capaces de desaprender cosas y dar paso a nuevas cosas.
De cualquier manera el aprendizaje, aunque nunca acaba, siempre está condicionado por la creencia de cómo son las cosas.
Quizás, sea por estos motivos por los que aprender diversas disciplinas sea tan interesante para la plasticidad del cerebro.
Sin querer entrar en una disertación científica sobre esto (ni se me ocurriría semejante cosa ya qué, mi conocimiento es muy limitado por no decir qué soy un completo ignorante de ello) me gustaría compartir mi propia experiencia personal sobre ello.
Empecé a entrenar artes marciales tradicionales a la vez que me adentré en el mundo de la lucha cuerpo a cuerpo, deportes de contacto varios y conocí la danza contemporánea desde afuera y de la cual me impregne de algunos aspectos.
Al ser tan joven y no tener la mente llena de conocimientos, ya que jamás tuve la oportunidad de estudiar de manera académica y formal, conocí el mundo de la música tribal. Percusiones africanas, cajones flamencos y didgeridoo. El contacto con estos instrumentos me fascinó y de manera paralela a mis entrenamientos, practicaba con ellos para adentrarme en eso que los músicos llaman el “flow”.
El mundo del audiovisual acaparó mi atención y hacía mis pinitos con cámaras de vídeo y programas de edición como el Premier, After Fx Cubase o el Acid music.
Las artes multidisciplinares fueron mis estudios en mi adolescencia y casi hasta mis treinta años. Creo que tanta diversidad transformó mi manera de ver el aprendizaje.
Con treinta años había realizado trabajos en estas disciplinas bastante originales y sobre todo fui muy feliz creando arte, tanto con mi cuerpo como con instrumentos o máquinas.
Así realicé unas pocas obras artísticas de artes marciales para teatro, perfomance en las calles, una retahíla de video clips, bandas sonoras para esos videos y también un disco de música de sonidos electrónicos y de letras ricas en metáforas y con mi espíritu samurái impregnando cada rima y cada poema que armonizaban con las bases electrónicas.
Entonces aprendí a realizar guiones, ensayos, poemas para sonorizar videos y me di cuenta qué el hecho de haber aprendido desde joven distintas disciplinas, habían moldeado mi mente y aprender distintas disciplinas ya formaba parte de mi manera de procesar información.
Entonces mi profesión como profesor me hizo darme cuenta que había emociones encontradas en la relación con mis alumnos de aquella época y aún quizás, en esta época también. El motivo es importante para mi y es el motivo de este post.
Tenemos tan consolidado como tiene que ser las cosas que cuando alguien hace algo distinto choca y provoca juicios de valor.
Si eres músico, tanto de instrumentos como un fanatico de la música electrónica choca mucho que seas un meditador con una práctica seria a tus espaldas.
Si eres un deportista profesional que has entrenado durante años ocho horas al día manejando la violencia y la agresividad de las personas, que es lo qué hacía como sensei, choca que puedas pacificar la mente.
Si eres un ermitaño de montaña,choca que pueda gustarte los placeres terrenales, como una discoteca, un buen restaurante y cosas semejantes.
Si te encanta esforzarte y llevar tu cuerpo al límite haciendo Crossfit, halterofilia, calistenia y este tipo de disciplinas, choca cuando luego eres capaz de permanecer durante un par de años dedicado solo a la meditación y adelgazar 15 kilos porque estás viviendo un gozo interno indescriptible.
Podría seguir con las comparaciones pero creo que no hace falta y de alguna manera estarás entendiendo por donde voy y quizás, tú que me lees, te hayas sentido así en algunos momentos de tu vida.
El problema reside como siempre en el enfoque, en la creencia de cómo son las cosas y en la diferencia que existe en cómo percibimos las cosas y en cómo son en realidad.
El problema está en no darnos cuenta que una cosa es SER y otra muy distinta SABER.
No hay ningún problema en ser tantas cosas en distintos momentos, lo importante es ser, desear vivirlo, impregnarse de la experiencia que te reporta cualquier tipo de roll o de actividad.
Podemos saber intelectualmente los pros y los contras de cualquier cosa pero hasta que no vivamos por nosotros mismos esas experiencia no sabremos nunca qué hay de verdad y de mentira en todo ello.
Desde que soy joven soy un amante de la música electrónica, de bailar; de tocar instrumentos tribales, de cantar; de luchar en un ring, también en un tatami con otras reglas; me apasiona los programas de edición de video y de música; me gusta el buen vino y el jamón serrano curado;los grande conciertos de rock y de música clásica; me embargan las cuerdas de las guitarras eléctricas y de los chelos por igual; me encanta hacer el amor con mi pareja sin eyacular y mantener nuestro deseo durante semanas y de la misma manera necesito estar temporadas en quietud, inmovil, contemplando mi interior en silencio y en soledad.
No quiero entender que está bien y que está mal, no me hace falta entenderlo, viviéndolo saco mis propias conclusiones y la reflexión es la siguiente.
Tenemos una mente maravillosa y un cuerpo dotado de un potencial. Tenemos un tiempo para vivir y experimentar lo que como espíritus desencarnados no podremos vivir.
Así que lo que podemos hacer es vivir la vida con total entrega y sacarle el máximo partido a cada cosa que aprendes y cada cosa que vives.
La gran enseñanza de mi maestro fue:
“Cuando quieras hacer, algo pregúntate en el siguiente orden :
me hago daño a mi mismo, le hago daño a alguien y por último , ayudo a alguien”
Si en las respuestas a estas preguntas no te dañas a ti mismo ni dañas a otros HAZLO , si además, le ayudas a alguien HAZLO YA.
Ser o saber he aquí la cuestión.