Tiempos revueltos nos ha tocado vivir. A nuestros padres también. A cada generación le ha tocado una situación dura que superar. Bajo este punto de vista tenemos que comenzar a dejar de quejarnos y a asumir nuestro tiempo y responsabilizarnos de nosotros mismos. 

Después de décadas de abundancia, de derechos sociales, comodidades de todo tipo, tecnologías para viajar, conectar y conocer lo que ocurre en cualquier parte del mundo; avances tecnológicos que están alargando la vida humana, curando enfermedades e incluso, transformando nuestros cuerpos según la tendencia de la moda actual, podemos tomar consciencia de que

la lista de los avances y cambios que hemos vivido desde hace menos de treinta años es interminable. Pero claro, el cambio es tan rápido y todo se está acelerando tanto que sin ningún tipo de rubor perdemos nuestra humanidad a la misma velocidad.

Las crisis sociales, los movimientos migratorios en masa, las guerras activas que suceden en una cincuentena de países mientras escribo esto son algunas de las situaciones actuales y la lista, sigue y sigue; las alergias a todo tipo de sustancias, las intolerancias, las enfermedades raras, las neurosis, esquizofrenias, depresiones profundas y todo tipo de patologías que afectan a las personas de todas las sociedades, crece en estos últimos años a un ritmo exponencial. Todo va demasiado rápido.

Por si todo esto no fuera suficiente para demostrar que el avance tecnológico  que estamos viviendo nos está sobrepasando, tenemos  el planeta, con sus mares y océanos moribundos a todos los niveles. 

El clima cambiante radicalizado y la contaminación, anuncian que en pocos años viviremos en un estercolero donde el agua y el aire puro serán más valiosos que el petróleo o el oro. 

¿Qué hago yo al respecto? ¿Tú, qué estás haciendo en este momento?

Vivir ajenos a todo esto que acabo de comentar es lo que hacemos. Nuestro egocentrismo nos hace mirar a otro lado y como no somos verdaderamente conscientes de lo que va a ocurrir en unos años, nos dedicamos a formar parte de la inercia inconsciente que está degenerando al ser humano, la sociedad y el planeta.

Yo estoy ahora mismo dedicado a dar clases de meditación para ganarme la vida y pagar facturas. Aún siendo algo consciente de todo lo que ocurre, en unos meses, voy a subir cursos de meditación de diferente duración y para distintas capacidades. Esta es mi manera de vivir ajeno a lo que me rodea.

Siento que el sistema en el que vivimos  se está desfragmentando. Aunque no sé cuando se desbordará el vaso de la falacia en la que vivimos, me engaño un poco a mí mismo creyéndome que lo que enseño servirá para soportar mejor la locura hacia la que nos dirigimos, el caos, la desintegración, el hambre…un nuevo paradigma.

Seguimos generando productos para ganar dinero, la manera de generarlo ahora mismo nos satura a todos. La publicidad embudo, los webinar gratuitos y publicaciones gancho que bombardean nuestros dispositivos tecnológicos, contrastan con las necesidades básicas de la población que no puede llegar a final de mes, ni siquiera llenar el depósito de sus vehículos.

Si pusiéramos el mismo hincapié en anunciar un cambio de concienciación respecto a todo lo citado anteriormente, quizás, podríamos parar esta inercia, pero en cambio, continuamos anunciando todo tipo de servicios “superfluos” para sencillamente generar dinero y así sostener el nivel de vida que tenemos, cada cual el que puede y quiere.

Parece que no pasa nada, que nada va a ocurrir, que nada está pasando en realidad. Todo está bien, son ciclos y ya en el pasado de la historia de la humanidad hubo este tipo de crisis.Cuando escucho esta generalidad, no puedo evitar pensar que jamás la humanidad creció en casi cinco mil millones de habitantes en tan solo setenta años, que es lo que ha ocurrido desde los años cincuenta. 

Nuestra visión obtusa de la realidad es tan inmensamente egoísta que nos importa un bledo lo que vaya a ocurrir en diez años o más. Nuestro ego nos dicta que no hay que pensar tanto en el futuro, tenemos que estar más en el aquí y ahora. Hay cosas que pagar, responsabilidades sociales que tienen que ser cumplidas porque sino nuestra manera de vivir puede empeorar. 

¿No es paradójico que justamente nuestra manera de vivir esté en peligro y no seamos capaces de verlo y por lo tanto, de parar un momento y ver qué podemos hacer al respecto?

En realidad cuento todo esto porque quiero venderte mis clases de meditación porque lo más importante para poder vivir en estos tiempos es tener algo de dominio de nosotros mismos. 

Dominar el cuerpo es relativamente fácil. Cualquier persona que se ponga a entrenar alguna disciplina física puede ver sus resultados en pocas semanas o meses. Ésto redunda en la motivación del practicante, por lo tanto la voluntad de querer continuar ejercitándose aumenta y continua en el tiempo. Pero dominar el cuerpo no nos ayuda a no volvernos locos en estos tiempos y la prueba está en que hoy más que nunca, la gran mayoría de las personas practican algún deporte e incluso, se obsesionan con él. Ya hemos comentado la situación social actual, no me repetiré más.

Entonces ¿Qué tipo de dominio necesitamos para no volvernos locos en estos tiempos?

Obviamente no hay una respuesta única y pragmática. Son varios los factores que necesitamos aprender a manejar para mantenernos en equilibrio con las circunstancias y con nosotros mismos pero, todo ello pasa indudablemente por dominarnos un poco más de lo que lo hacemos. ¿Dominar qué?

La mente, que es la que maneja el cuerpo, la que nos hace entender la realidad que percibimos, con la que sentimos la vida y la analizamos… La mente es la gran olvidada de los sistemas educativos pero paralelamente es la más estudiada para aprender a controlar a las masas. 

La publicidad es una de tantas disciplinas que ha estudiado en profundidad la mente. Los distintos niveles de percepción que existen, el inconsciente y el subconsciente, los símbolos subliminales con los que se impregna la mente de los niños , etcétera, todo ello para crear patrones de necesidad y de esa forma que compres lo que no necesitas realmente.

El ejército también lleva un siglo estudiandola para sus propios fines como son los interrogatorios, las torturas y el entrenamiento de las tropas para que sean más duros y a la vez obedientes hasta el fin. 

El sector alimenticio tiene muy claro cómo la química afecta a la mente y percepción del usuario y obra en consecuencia para vender sus productos.

De verdad que los únicos que no saben lo importante que es saber cómo funciona nuestra mente, somos nosotros mismos, el pueblo llano y trabajador que mayoritariamente configura el estrato social. Ese es el motivo por el que en el sistema educativo se pasa por alto la asignatura más importante.

El sistema necesita personas que produzcan, no que sean conscientes y entiendan la realidad desde otros aspectos más amplios, donde la visión del individuo pase de ser meramente la de un trabajador con fines de semana libres, a un libre pensador (valga la redundancia) que puede crear su propio modo de vida más allá del que le han enseñado.

Pues bien, yo me dedico a enseñar a meditar, para que las personas dejen esa vieja visión de lo que han aprendido y se descubran a sí mismos.Mi manera de enseñar a meditar es muy sobria. No uso artificios como músicas, voces que guíen tu atención, sonidos o frecuencias que hacen tal o cual cosa, etcétera.He sido un samurai durante más de veinticinco años, por ello mi manera de enseñar  a meditar es directa y sin dogmas de fe, florituras o fuegos artificiales. Estamos hablando de la mente y por lo tanto si queremos aprender a conocerla para poder dominar los procesos mentales que por ella discurren, tenemos que ser serios y dejarnos de “tonterías” si me permitís la expresión.

Nos han empobrecido tanto el dominio de la atención con los impactos sensoriales de productos, noticias, deseos y todo tipo de bombardeos exteriores, que necesitamos ponernos serios de verdad para tomar las riendas de nuestra vida, quizás, por primera vez y de una manera diferente a lo vivido hasta ahora.



¿Qué enseñó en mis clases de meditación? 

Sobre todo a que no dependas de nadie ni de nada. Para ello lógicamente tienes que conocer que la atención es lo que tú entiendes por “yo soy” esa noción de ser y estar, es nada más ni nada menos, que con lo que tú te identificas cotidianamente. De ahí nace todo tu discurso concerniente a tu personalidad. Yo soy esto, trabajo en aquello, me gusta mucho aquello, detesto esto… la atención es el vehículo con el que te identificas.

En segundo término  hay que conocer por experiencia directa  que esa identificación, está totalmente condicionada por tu crianza, vivencias, sistemas de creencias adquiridos a lo largo de la vida y la cultura en la que te has criado. La noción de lo que tú crees que eres y con lo que te identificas, está viciada por esos condicionantes pero resulta que nada de todo eso eres tú.

Como ya  he mencionado anteriormente quiero que te intereses por las clases que doy de meditación y como me niego a realizar webinar gratuitos, publicidades encadenadas para acaparar clientes y todo ese marketing digital que está tan de moda hoy en día, no te voy a engañar. Solo practicando podrás entender lo que las palabras no pueden explicar y lo que no se puede explicar con palabras, es como dejar de ser un esclavo de nuestros deseos inconscientes, nuestras tendencias adquiridas con el paso del tiempo y con ese miedo en el que nos hemos criado y que la sociedad en su conjunto, no para de alentar a que  sigamos  teniendo para que nuestras elecciones sean siempre las mismas. Ser obedientes y buenos trabajadores. 

Así que si quieres conocerte a ti mismo y aprender a dominar tu mente, junto con sus procesos mentales, ponte en contacto conmigo sin ambigüedades.

Llámame y hablamos con  total naturalidad y te explico donde doy clases de meditación en Valencia, las clases online que ofrezco y el centro que tengo en la montaña, donde uno se puede apartar del mundanal ruido durante  unos días para aprender a ser más libres de lo que somos.

Recuerda que todo pasa, siempre, incluso lo malo tiene su final. En el fondo todo es una cuestión de paciencia y buena actitud.

Aprender a meditar para adquirir paciencia sea de los motivos mas realistas por los que puedes aprender a meditar. La transformación mental, la transmutación de las emociones y algunas cosas más que se pueden realizar  practicando meditación, requieren de mucho compromiso con la práctica y también de unas condiciones favorables para ello. Adquirir la paciencia para ver pasar la locura por tu mente y no aferrarte a ella, si se puede conseguir con una práctica liviana y en verdad, es lo que se necesita hoy en día más que nunca.

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