Este fin de semana hemos celebrado el primer taller multidisciplinar “Entrena, Medita y Ama”: “EMA”, impartido por mi compañera de vida, Shima, y Yo, para un grupo de doce personas en el Jardín de Selda

Ha sido una experiencia inolvidable en muchos aspectos.

En primer lugar, haber trabajado con mi compañera me ha aportado una satisfacción personal muy grande. Desde que no daba clases con mi maestro, no recordaba lo reconfortante que es ser equipo con otra persona.

Alternarse las sesiones, hablar de lo mismo desde aspectos distintos, compartir las responsabilidades y tener espacios de descanso en medio de una jornada de trabajo. 

Gracias cariño por hacerlo tan fácil y a la vez tan auténtico. Además, a los asistentes les ha resultado muy interesante el equipo que hacemos y la cantidad de información que abordamos. Esto no es fácil de conseguir tanto a nivel profesional como en pareja, así que me siento lleno y realizado por todo ello. 

En segundo lugar, las materias impartidas han seguido el procedimiento y el tiempo tal y como las habíamos diseñado. Un poco de trabajo mental, físico e intelectual intercalado a lo largo del fin de semana…La transmisión de enseñanzas siempre es delicada, sobre todo cuando éstas son variadas y tienen nexos en común que deben ser conectadas con ingenio y creatividad.

La respiración ha sido el apoyo  para unir una práctica como la meditación trascendental, distintos yogas, artes marciales tradicionales y entrenamientos funcionales, además, de dos charlas filosóficas que tenían la intención de crear un diálogo profundo sobre la vida y la posición que el individuo ocupa en ella. No podemos olvidar el tiempo libre que también ha formado parte del taller y que gracias a la ubicación del Jardín de Selda, hemos podido disfrutar de una manera especial. Su piscina, su acantilado, los sonidos de los animales nocturnos… las hamacas que permiten descansar debajo de los pinos de nuestro bosque…Las conversaciones con los compañeros sobre lo aprendido y la vida en general son pequeños momentos que perduran en la memoria y que complementan las actividades del taller.

Hemos realizado dos meditaciones: una dando un paseo matutino en silencio antes de la salida del sol y la otra de una manera ortodoxa, sentados y en inmovilidad. 

Clases de Vinyasa Yoga, Yin Yoga y Yoga Nidra impartidas por Shima, con su voz singular que han fascinado a los asistentes. Para los que no conocían el yoga ha sido una toma de contacto que les ha provocado el querer continuar con esa práctica en sus lugares de origen. Para los que ya eran practicantes, les ha marcado un ejemplo diferente de lo que es ser un profesora.

Las explicaciones de lo que son los distintos yogas y sus orígenes han resultado de mucho interés para todos.

Las artes marciales han sido practicadas solo desde el aspecto gimnástico y han provocado pasar momentos de risas y alegría, además, de sudar y de romper ciertos límites mentales. El muay thai tradicional con sus catorce ejercicios de arriba y de abajo y los calentamientos de Karate, configuraron una de las tres sesiones de entrenamientos del taller. Otro entrenamiento fue un circuito de siete ejercicios realizado por tiempo y por rondas y el último fue de movilidad y fuerza por parejas.

Quizás, las charlas psico-filosóficas fueron un elemento que sorprendió gratamente a los asistentes tanto por su contenido como por su interacción en la que la gran mayoría compartieron sus experiencias y puntos de vista al respecto. En los próximos talleres dedicaremos más tiempo a estas charlas y también a la parte meditativa. Nos comprometemos a que así será.

En tercer lugar, no podemos olvidar la comida y el alojamiento.

Encarna es la cocinera y guardiana del jardín de Selda y solo podemos agradecer el cariño y dedicación con los que realiza los menús vegetarianos y esos desayunos que nutren tanto a los asistentes después de horas de práctica. “La sensación de estar como en casa” es un comentario recurrente entre todas los asistentes. Gracias Encarna por cocinar con amor y por amor a los visitantes.

Los lugares de esparcimiento son otro elemento que complementa la experiencia del taller EMA. La piscina donde remojarse, las tiendas de campaña enormes y la habitación del bosque donde descansar son sitios distintos a lo convencionales en otros centros de retiros. Sus superficies diferentes con sus sombras donde realizar las actividades al aire libre son sin lugar a dudas algo completamente genuino del Jardín de Selda.

Tan solo nos queda agradeceros a todos vosotros, los asistentes, la confianza en nosotros como profesores y en el Jardín de Selda.

Raquel «dinamita»

Ricardo «marcial»

Lina «meditadora»

Rosa «Sabia»

Cristina » Inquieta»

Patricia «Yoguini»

Jose » Makina»

Marcos «Diamante»

Miguel «Precioso»

Camille » Radiante»

Vicky  «Cañera»

David «Sorprendente»

Un abrazo sincero del equipo del Jardín de Selda y nos vemos en el próximo EMA.

Existen límites a la sabiduría del ser humano, arbusto débil sacudido por el viento.

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